DE BAMAKO A SEGOU (270Km)

Elegimos una ruta alternativa a la vía principal y acompañamos al Níger las primeras jornadas. Este gran río africano, a pesar de nacer no muy lejos del mar (en las montañas de Guinea), se dirige caprichosamente hacia el interior del continente rumbo al desierto, pero al llegar a éste, parece pensárselo mejor y empieza a girar poco a poco describiendo la llamada “curva del Níger” y tras atravesar el país homónimo, muere finalmente en el Océano Atlántico, en las costas de Nigeria.
A los pocos kilómetros de pedalear desaparece por completo el bullicioso tráfico y por una carretera asfaltada rodamos hasta Koulicoro. Desde esta localidad y sólo cuando el caudal del río lo permite, zarpan grandes barcos hacia Segou, Mopti o Tombuctú. Nosotros nos conformaremos con una travesía más modesta y un destartalado transbordador, nos depositará en la orilla opuesta.
Tan sólo nos hemos alejado unos kilómetros de la capital y comenzamos a vislumbrar lo que nos deparará este país. De momento, la primera noche en ruta nos tocará dormir en tienda de campaña.
El asfalto también desaparece y pedaleamos ahora, por una cómoda pista de tierra roja. Ésta da paso a un entrelazado de senderos por el que sería fácil perderse si no fuera por la referencia del Níger.
El calor aprieta de lo lindo y los botellines empiezan a vaciarse rápidamente. Cuando la situación empieza a resultar preocupante, nuestro ángel de la guarda aparece en forma de imprevisto puesto de sandias. Un camión cargado de éstas ha quedado encallado. Tras infructuosos intentos de sacarlo a empujón, aprovechamos la paradita para dar cuenta de una pieza que sobrepasa los cinco kilos. –A falta de agua... watermelon. Con el piloto de la reserva encendido y con más de 100km. en las piernas arribamos al poblado de Basiyalaudougou, donde para nuestra sorpresa, no hay lugar donde avituallarse. Para colmo de males, el filtro purificador de agua dice basta al quinto litro de bombeo. A partir de este momento no nos quedará otro remedio que “refrescarnos” con agua del tiempo con sabor a yodo.
Otra polvorienta jornada nos conduce hasta Segou donde nos permitimos el lujo de pegarnos una ducha, descansar sobre un colchón y lo que es más importante, degustar la primera cerveza del viaje y encima fría.

mapa del recorrido

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MALI Y BURKINA FASO

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